El gas licuado es el "combustible de los próximos 10 años"
En Europa, la guerra contra el diésel y la gasolina hace tiempo que es palpable. Las constantes subidas de impuestos y las restricciones de entrada a las principales ciudades, en Madrid no se podrá circular sin la pegatina ECO a partir de otoño, son las dos maneras que están empleando los políticos para disuadirnos del uso del coche con la excusa de reducir la contaminación.
Las alternativas pasan por comprar un coche eléctrico o híbrido, pero no todo el mundo puede permitirse adquirir un turismo nuevo de estas características, cuyo precio suele ser elevado. Por eso, la transformación al Gas Licuado de Petróleo (GLP) parece ser la alternativa más viable. "El GLP es el combustible de los próximos 10 años en Europa. En Portugal, Italia o Francia es mucho más común el uso de este combustible. En España, están empezando ahora a multiplicarse las transformaciones", nos explica Fernando Pérez Granero, Director General de MKD Automotive.
Lo cierto es que cualquier vehículo puede acudir a un taller especializado y solicitar el cambio a GLP. El proceso es sencillo. Al coche se le añade un kit y un nuevo depósito para el gas. De esta manera, el turismo consumirá GLP durante el trayecto y diésel o gasolina durante el arrancado. Es decir, el motor no se cambia, lo único es que al vehículo se le añade un nuevo depósito.
El motivo por el cual estas
transformaciones están siendo habituales es por el ahorro que supone. "Ahora mismo, el litro de GLP está a 0,60 céntimos, la mitad que la
gasolina o el diésel. Pero, además, al utilizar este combustible, los
coches pueden obtener la tarjeta C, B o ECO en función de sus
características. Si es un coche de gasolina posterior al 2008 y añade el
GLP se le otorga la categoría de ECO, que antes no tenía", explica.
Este tipo de pegatinas serán
fundamentales en Madrid a partir de otoño. El Ayuntamiento comenzará a
multar a todos los vehículos que circulen por el centro de la capital
sin la pegatina ECO.
Más allá de las concesiones de estas
pegatinas, el ahorro entre un diésel o gasolina y un GLP es
considerable. "El primer año se puede ahorrar entre 50 ó 200 euros
porque habría que descontar el gasto de la transformación. Pero, a
partir del segundo año, un coche que recorra 20.000 kilómetros puede
notar un ahorro de entre 900 y 1.000 anuales en combustible", comenta
Pérez.
El cambio de una transformación, que
puede hacer cualquier vehículo independientemente de su antigüedad,
tiene un coste de entre 1.550 y 1.600 euros. Además, empresas como
Repsol están premiando el cambio a GLP con un bono de 400 euros en
combustible. Y también existen beneficios fiscales en el impuesto de
circulación y para los parkings. Por tanto, desde el primer año se
amortiza la inversión.
"En España, las transformaciones a GLP
se están multiplicando. El año pasado se realizaron 5.000, este año ya
vamos por las 20.000 y se espera que en los próximos tres años subamos a
150.000 ó 200.000 cambios anualmente. Creemos que en el medio
plazo entre un 5% y 10% del parque nacional automovilístico hará el
cambio a GLP", informa el director de la citada empresa.
Este fenómeno se está dando
principalmente en Europa, porque en el Viejo Continente repostar diésel o
gasolina es el doble de caro que hacerlo en Estados Unidos o en China.
La razón es por los altos impuestos. "En el caso del GLP, si se le
aplican impuestos será con carácter recaudatorio, en el caso de los
otros combustibles se les aplica de forma disuasoria. Al gas licuado de
petróleo se le considera un combustible ecológico y contamina mucho
menos, por eso no tendría sentido aplicarle tributos disuasorios", añade
Pérez.
Actualmente, más de 700 gasolineras
españolas cuentan con GLP y se espera que la cifra vaya aumentando al
ritmo que lo hacen las transformaciones. Aun así, "si el coche se
quedase sin gas, comenzaría a usar el combustible de diésel o gasolina
del otro depósito".
En Madrid y Barcelona es donde más
transformaciones se están registrando, pero a nivel nacional el cambio a
GLP empieza a ser una alternativa, y no solo por las restricciones a
los turismos, sino también porque la ITV ha comenzado a revisar la
emisión de gases de los vehículos. "Para una familia, comprar un coche
nuevo supone un gran desembolso, pero hacer el cambio a gas licuado no
tiene un precio muy alto y aumenta la vida útil del vehículo ante tantas
restricciones que están aplicando las Administraciones", concluye
Fernando Pérez Granero.
Fuente: libremercado.com